Watergate era un complejo de edificios que albergaba las oficinas del partido demócrata en Washintong. En 1972 fueron robados documentos de esta sede y la oposición luchó durante años para demostrar que el trabajo había sido encargado por los republicanos.
Una sórdida historia de juego sucio en la política. Llena de metáforas por cierto. Basta recordar a “Garganta profunda”, la fuente misteriosa que desvelaba las pruebas de estos desmanes, no sabemos si con finalidad periodística o por otros motivos más oscuros de la lucha de poder. Y “the smoking gum”, la pistola humeante, con la que se denominaron las conversaciones grabadas sin conocimiento de los interlocutores que acudían a la Casa Blanca. El pulso entre el Tribunal Supremo y Nixon terminó con la entrega de estas cintas y la dimisión del único presidente que hasta hoy ha dejado su cargo. Pero el duelo no sería demasiado grande, ya que su sucesor republicano G. Ford no tardó en otorgarle el indulto.
En fin, en política, todo juego sucio y corrupción parece que se arregla con el perdón de otros políticos, que en esto, sí saben ponerse en su lugar… y perdonan, indultan. Total, hoy por ti, mañana por mí… Da igual que la sociedad clame. Pronto queda todo en el olvido además, ¿o no?
En fin, una historia de espionaje escandaloso, otros habrá habido y no se han sabido. La identidad de Garganta profunda la desveló por fin su autor a los 91 años: se trataba de W. Mark Felt, el antiguo director adjunto del FBI bajo la presidencia de Nixon. Ahora todo esto queda en la memoria colectiva como buen argumento para películas y libros.
Una sórdida historia de juego sucio en la política. Llena de metáforas por cierto. Basta recordar a “Garganta profunda”, la fuente misteriosa que desvelaba las pruebas de estos desmanes, no sabemos si con finalidad periodística o por otros motivos más oscuros de la lucha de poder. Y “the smoking gum”, la pistola humeante, con la que se denominaron las conversaciones grabadas sin conocimiento de los interlocutores que acudían a la Casa Blanca. El pulso entre el Tribunal Supremo y Nixon terminó con la entrega de estas cintas y la dimisión del único presidente que hasta hoy ha dejado su cargo. Pero el duelo no sería demasiado grande, ya que su sucesor republicano G. Ford no tardó en otorgarle el indulto.
En fin, en política, todo juego sucio y corrupción parece que se arregla con el perdón de otros políticos, que en esto, sí saben ponerse en su lugar… y perdonan, indultan. Total, hoy por ti, mañana por mí… Da igual que la sociedad clame. Pronto queda todo en el olvido además, ¿o no?
En fin, una historia de espionaje escandaloso, otros habrá habido y no se han sabido. La identidad de Garganta profunda la desveló por fin su autor a los 91 años: se trataba de W. Mark Felt, el antiguo director adjunto del FBI bajo la presidencia de Nixon. Ahora todo esto queda en la memoria colectiva como buen argumento para películas y libros.